Este era el súper que utilizábamos, nuestro hotel esta unos 500 metros para la izq de la foto lo mismo que el Mar negro. No se imaginan lo difícil que era comprar algo que uno quería porque siempre te llevabas una sorpresa cuando habrías el paquete. Mirábamos los dibujos y te imaginabas que podía ser pero siempre era otra cosa hasta que le fuimos agarrando la mano.
Todo los días, hacíamos esta rutina, temprano por la mañana salíamos en caravana los que iban a entrenar o los días de competencia que íbamos todos no ubicábamos 3 por auto, las cajas en el auto de Eduardo B. y parte en el nuestro, hacíamos casi 30km ida y vuelta todos los días, en estos viajes diarios, el Negro aprovecho para enseñarme todo sobre el Chamamé ya que ni lo conocía, me contó todas las historias de las que hablan las canciones, todavía no terminó de enseñarme, en el Nacional volví a escuchar algo.
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